domingo, 1 de febrero de 2009

TESTIMONIO DE ULISES CANTORAL ANTE LA COMISION DE LA VERDAD

Primera Sesión, 21 de junio de 2002, 9 a.m. a 1 p.m.

CASO 4. Ulises Cantoral
Ocurrido el trece de febrero de mil novecientos ochentinueve, la historia comienza un poco. Nosotros nos hemos criado en Nazca, el año mil novecientos setentiuno cuando por las estrecheces económicas, él se hace minero en la entonces Marcona Mining Company, posteriormente nacionalizado Hierro Perú. En mil novecientos setenticinco ocupó algún cargo menor en el sindicato. En mil novecientos ochenta, él es elegido Secretario de Defensa del Sindicato de Obreros, Mineros de Hierro Perú. Posteriormente, en mil novecientos ochenticuatro fue elegido Secretario General del mismo sindicato. Este mismo año ocupa un cargo en la Federación Nacional Minera Metalúrgico y Siderúrgico del Perú, como Secretario de Defensa. En mil novecientos ochentiseis nuevamente es elegido Secretario General. En mil novecientos ochentiocho, nuevamente. Pero es en mil novecientos ochentisiete, fue elegido Secretario General de la Federación Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos y Siderúrgicos del Perú. Y aquí viene un poco la historia.
Preparan durante un año el pliego nacional minero y en mayo de mil novecientos ochentiocho presentan este pliego a la autoridad de trabajo y a las empresas mineras. En vista de que no había respuestas positivas inician una huelga nacional minera el, en julio y concluye el dieciséis de agosto. Es en este período que mi hermano fue secuestrado, el nueve de agosto de mil novecientos ochentiocho, durante ocho horas. Posteriormente, cuando a él le preguntan al respecto, él dice lo siguiente: Yo creo que en todo esto tienen que ver mucho los para militares auto denominados Rodrigo Franco. El mismo que la semana pasada envió carta de amenaza de muerte a cuatro trabajadores de Cuajone. La amenaza quedaba en pie. Posteriormente, reinician la huelga, el diecisiete de octubre y ésta concluye el doce de diciembre. También en este período el diecisiete de noviembre, recibe amenazas de muerte por el Comando Rodrigo Franco. Concluido la huelga, y en mil novecientos ochentinueve, le notaba muy preocupado porque venía las represalias, por ejemplo de despidos, juicios, amenazas de muerte contra los demás dirigentes, contra él mismo.
Es así que el nueve de febrero viaja al sur y dirige la última asamblea en su sindicato, del cual también era Secretario General. El día diez, once hasta doce pasa con sus hijos, con sus padres y el día trece ya estuvo en Lima. De tal manera me vi obligado a visitarlo, buscarlo porque teníamos, digamos una relación muy estrecha con él porque crecimos, porque él es mi hermano menor. El día trece lo encontré cerca de la Plaza San Martín. Como nunca lo veía animoso y como siempre le encomendaba que se cuidara, él me dijo, me dio una palmada por el hombro...y me dijo: no te preocupes hermano y la noche cuando ya llegué a mi casa, a las doce me enteré de su asesinato. Me enteraba de que su cadáver estaba tirado en la explanada del parque Huiracocha, con muchos balazos. Pero también, ese entonces ya me había enterado que él tenía que viajar a Zimbawue, África a un congreso minero.
Al día siguiente fui a reconocer el cadáver en la morgue. Claro que era él. Estaba con Consuelo García, su cadáver, arrollada y tenía justamente seis balazos. Balazos aquí en la nuca, en la sien, en la frente y dos en el corazón. En total contabilicé seis balazos. Posteriormente, de esto es bueno también que ustedes sepan que el mismo nueve de febrero en la última asamblea, él anuncia también que había sido asesinado y creo que con el asesinato de mi hermano, cumplían justamente la amenaza.
Pasado esto, la familia no hemos quedado pues tranquilos, hemos ido exigiendo. Pero también, hemos sido golpeados, no solamente por el gobierno de ese entonces, el Presidente Alan García Pérez y su vice ministro, Agustín Mantilla, sino por el gobierno de Fujimori. Se desató contra nosotros una serie de hechos. Por ejemplo, mi madre no soportó unos meses, murió. Viajó mi hermano y justamente en el aeropuerto Jorge Chávez, sufre un intento de secuestro sino hoy día hubiera estado testimoniando de la desaparición de otro hermano. Posteriormente, una hermana sufre también atentado dos veces y se salva de la muerte. Y en mil novecientos noventidos como consecuencia de todo esto, solo por el apellido y ser Sanmarquinos, tres de mis sobrinos, dos fueron encarcelados, uno perseguido. Hoy día están con condena dos de ellos y requisitoriados.
Asimismo, últimamente ya en el año dos mil uno, mi hermano Eloy Cantoral, que casi lo secuestran en el aeropuerto, su domicilio fue asaltado más o menos por ocho personas y solamente se llevaron todo, archivo de la familia del caso de mi hermano. Entonces, todo esto nos ha ido pasando y además al que habla, una persecución constante, permanente, vigilancia, no podía visitar a familiares porque en la noche donde había visitado, ya llegaba probablemente los del SIN, no sé quién y también apresaban a estas personas. De tal manera que he vivido todos estos años un poco alejado de mis amigos de parte de mi familia. Creo que también es bueno decir que los que estamos acá, al menos el quien habla, ve con claridad que hay heridas sangrantes y sangrando. Heridas tan profundas. No sé si cicatrizaran esto. Porque perder seres queridos, como Saúl Cantoral, que prometía ser un buen hombre en la cuestión, incluso política, nos ha dejado este enorme vacío.
En ese sentido, creo que felicito la labor, por ejemplo de la Comisión de la Verdad, pero yo dudo de su efectividad toda vez que el estado a nosotros siempre han abandonado. Nos han dicho que pertenecemos a un estado peruano, que los gobiernos favorecen al pueblo. Pero estamos comprobando que no es así. Totalmente nos han abandonado. Al contrario, nos maltratan, nos persiguen. Mi hermano Saúl Cantoral, asumió una responsabilidad en la sociedad, en concordancia con las leyes, pero ¿en qué momento siquiera lo protegieron?, y hasta el día de hoy ¿dónde está ese Fiscal de la Nación?,¿dónde está ese Ministro del Interior? Por eso el día de hoy emplazo al señor Alan García Pérez para que asuma su responsabilidad, porque no puede ser justo.
Para mi esto no es un hecho casual, de que algunos miembros de la Fuerza Armada o policiales hayan actuado del estado. Sino que esto ha sido planificado convenientemente para darle muerte y han cumplido. Por eso no confío en el estado. Por eso no confío en los gobiernos porque solamente han hecho perseguirnos por el hecho de asumir responsabilidades y hasta el día de hoy, nosotros no nos sentimos seguros. Y una anécdota, ayer nomás cuando exponíamos una foto en la vigilia, vino un grupo, no sé de matones, han arranchado un afiche que habíamos preparado ¿y eso qué significa? Por eso yo creo que la muerte de mi hermano de alguna manera tendrá que ser esclarecida.
Por eso pido a la Comisión de la Verdad para que al final sirva esto para que los peruanos no perdamos la memoria, nunca. Para que las generaciones posteriores se acuerden de estos veinte años y particularmente de mi hermano que dejando a su familia o olvidándose tal vez hoy yace pues en el cementerio de Nazca. También, el día de hoy quisiera pedir al gobierno para que actúe sobre este caso. Tiene la oportunidad de reivindicarse ante el país, ante la sociedad, ante el mundo y creo que esto es, esto es posible. También, es necesario que el día de hoy la Comisión de la Verdad tome en cuenta algunos hechos, hay unas situaciones, por ejemplo declaraciones como de Mesmer Carles Talledo, quién afirma que los que han asesinado a mi hermano serían del Grupo Colina. Creo, primero fue Rodrigo Franco, luego el Grupo Colina. Y ahí está sus declaraciones en una investigación de la Sub comisión en el Parlamento de aquellos años. Y de esto, ha habido, digamos muchas declaraciones todos estos años pero yo pienso y estoy seguro que de esto tiene que saber el señor Agustín Mantilla. Creo, él es de alguna manera el responsable y esperamos de que la justicia de mi país actúe alguna vez. Y por último yo quiero también agradecer a los mineros de mi país, a los pobres que siempre hemos sido marginados, a los dirigentes del sindicato, de su sindicato de la Federación Minera por no habernos abandonado todos estos años. Y gracias a ellos, seguramente el día de hoy todavía podemos hablar.
Gracias a ellos y a mucha gente el día de hoy estamos aquí diciéndole estas cosas para que ustedes guarden en su memoria y todos juntos podemos escribir nuevamente, la nueva historia de nuestra patria. Muchas gracias. Señores integrantes de esta Comisión de la Verdad, público general, señores televidentes, yo Mélida Contreras, esposa de un dirigente minero Saúl Cantoral Huamaní, agradezco por este testimonio. Por recibirme en este momento a mí y al hermano de Saúl. El trece de febrero del ochentinueve fue perpretado y asesinado vilmente en el gobierno del doctor Alan García. Como Ministro del Interior, el señor Agustín Mantilla y otros muchos más quienes llevaron el caso y quedó impune. Las denuncias que presentamos fueron en las fiscalías. En la Fiscalía Quince, en la Fiscalía Trentiseis, el caso fue archivado. Por eso pido justicia y en este momento pido a que esta Comisión eleve el informe a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que se haga justicia con la muerte de Saúl.
Muy a pesar de todo esto, a los familiares, en mi casa, mis hijos fuimos atropellados con los seguimientos de personas extrañas, con el allanamiento de la policía. Amedrentado psicológicamente y traumados muy a pesar del dolor. ¿ Qué puedo decir de Saúl?, fue un buen esposo, un buen padre. Fue una persona quién fue muy querido a nivel nacional como dirigente por varios períodos, también a nivel internacional. Unificó ciento veinte bases mineras con un solo objetivo de lograr los mismos derechos de sueldos y salarios para todos ellos. Y quienes también se preocupaba mucho por la sociedad nacional de nuestro país. Y es por eso que lo invitaban a ese congreso en África. Y en esto pues queda mi persona con cuatro menores hijos. Con sus padres ya de una edad senil, con su madre muy delicada con un diagnóstico de cáncer y seguíamos atropellados de ese entonces, por las autoridades. Y pido justicia por eso en esta Comisión. Y esto no quede solamente en esta oportunidad que nos brindan para poder manifestar sino, esto se concretice a la verdad en los momentos que podamos nosotros volver a manifestar, seguiremos con ustedes en pie hasta lograr una justicia por la muerte de Saúl. Y también agradezco bastante como gestor al doctor Paniagua, por los integrantes quienes presiden en esta Comisión. Agradezco a todos los amigos, quienes moralmente nos apoyan hasta ahora, porque vivimos en una integridad de incertidumbre, en una integridad psicológica que no podemos recuperarnos hasta ahora.
Ha pasado el tiempo me quedé destrozada de corazón, destrozada en el ámbito social, que no quería ver a la gente, no quería conversar con nadie. Odiaba a la gente porque fue algo traumático la muerte de Saúl. En la forma de que lo asesinaron, en la forma de que lo trataron, en los secuestros cuando en una vez me contó que había sido secuestrado y le inyectaron un medicamento tóxico, para que él ya no reaccionara y dejara en ese entonces el liderazgo de las huelgas nacionales. Y todo esto ha sido en el gobierno de Alan García. Creo que, es el momento de decir las cosas como son y muchos otros quienes nos están viendo tienen las mismas ideas de que algún día podamos saber ¿quién ha sido el asesino? Estos años han sido momentos muy difíciles para mi, para poder salir adelante con mis hijos, ha sido un trabajo muy arduo por una pérdida tan grande, familiar y ante la sociedad política. Siempre él quiso la igualdad, siempre él buscó apoyar a los más necesitados y ahí en pie estaba yo, también. Y agradezco que algún día esto se llegue a una realidad porque es un sueño para nosotros, así como anoche mencionaban en la vigilia: “es vivir el momento y llegar a una verdad".
Sé que son muchas cosas que podemos decir en este momento pero, nos inhibe el dolor. Tan solamente pido justicia por la muerte de Saúl. Muchas gracias a todos ustedes. Gracias, muchas gracias al señor Ulises Cantoral, a la señora Mélida Contreras de Cantoral. Somos nosotros los que les agradecemos el haber compartido su experiencia, su dolor, sus manera de ver todo lo que ocurrió. La Comisión apuesta a que sea posible la reconciliación en el país. Pero sabe que para que haya reconciliación tiene que haber la expresión libre de las víctimas y tiene que haber un proceso de justicia al que nosotros queremos contribuir. Muchas gracias.

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MARTIRES DE LAS HUELGAS MINERAS

Los mártires caídos en la huelga de 1988 son: Francisca Quispe de Gaspar (Base Austria Duvas), Ceferino Requis, Antonio Cajachahua, Oscar Común y Victor López; quienes junto a Saúl nunca serán olvidados y permanecerán como ejemplos vivos de unidad, lucha y consecuencia por un mundo mejor.

Asimismo, en estas luchas miles fueron heridos, como Walter Mejía, Walberto López, y en sus nombres recordamos a todos ellos y otros tantos que fueron encarcelados.

En las huelgas participaron todas las bases, con cerca de 80 mil
mineros. Los centros mineros fueron militarizados y los luchadores reprimidos por la policía, el ejercito y bandas paramilitares. Entre las bases tenemos: Hierro Perú, Algamarca, Morococha, Cobriza, Duvaz, Sta. Rita, Yauli, Austria Duvaz, San Genaro, Julcani, Centraminas,
Casapalca, Pacococha, Mepsa, Cajamarquilla, San Vicente, Tintaya, Toquepala, Cuajone, Cerro Verde, Orcopampa, Madrigal, San Rafel, San Antonio, etc.

Entre los logros conseguidos en las heroicas huelgas tenemos la
promulgación de la Ley 25009 Ley de Jubilación minera que permitió que los trabajadores mineros pudieran jubilarse desde los 45 años de edad, y el establecimiento del Día del Minero.

Video de Hómenaje a Saúl Cantoral a los 20 años de su desaparición física